Por undécimo año consecutivo Costanera Norte realizó su tradicional concurso de cuentos “Cuenta tu historia Navideña” en conjunto con los establecimientos de la I. Municipalidad de Renca.
Este año nuevamente se realizó en formato de cuento infantil ilustrado, donde participaron 11 establecimientos municipales de tercero a séptimo año básico, con una gran convocatoria, recibiéndose en total 54 cuentos.
Desde ya agradecemos la participación de todos los pequeños cuentistas…. Y felicitamos a los ganadores!!!!
1er Lugar
Los renos del Cerro Renca
Había una vez un hombre muy sencillo que vivía a los pies del Cerro Renca tenía dos burros muy flacos que ya se desmayaban de hambre el hombre le llamó a uno de los burros Rayo y al otro le llamó Trueno, siempre estaban juntos. Un día el hombre construyó un pequeño carro al que amarró los dos burros, al verlo pasar por las calles vecinas al Cerro la gente le pedía que le hiciera algún flete o transporte de algún objeto pesado.
Un día a un dueño de un supermercado se le ocurrió una gran idea, disfrazó al hombre de viejo pascuero para que le hiciera propaganda a su negocio con un altoparlante, desde ese día el hombre disfrazó a los burros de renos. El supermercado comenzó a tomar más fuerza al hacerse conocido en otros lugares y la gente concurría a comprar cosas para la Navidad. De esto pasó un año ya la gente no se acordaba del hombre y los dos burros que vivían a los pies del Cerro de Renca.
Un día el río Mapocho amaneció lleno de gente tomada que formó su campamento porque no tenían vivienda, permaneció durante mucho tiempo en ese lugar, llegando la Navidad los del campamento no tenían dinero para hacerles alegre la fecha a los niños del sector, por allí paso el hombre de los burros y pudo ver como algunos niños harapientos, chascones y con la cara sucia jugaban en el río con unos gatos que habían abandonado y que estaban casi muertos de hambre, entonces el hombre al llegar a su casa recordó esa situación y sintió mucha pena por lo que había visto esa tarde en el río.
Pensó en hacer una obra de bien con esos niños del rio Mapocho, fue en ese instante cuando observó una foto de cuando trabajó en el supermercado cerca de la plaza de Renca y se vio a si mismo dando alegría disfrazado de viejo pascuero y los niños que estaban alegres, por un momento imagino a los niños del rio contentos, entonces se dijo manos a la obra fue a visitar varios lugares y pidió cosas para niños que no tuvieran nada en algunas partes le daban regalos dados de baja en otros nada, consiguió papel de regalo con vecinos, llenó el carro de juguetes, se vistió de pascuero, disfrazó a sus burros de reno.
Estaban tristes los niños del río, pero muy tristes se acostaron muy temprano cuando oían unas campanitas y el viejo con una vela decía Feliz Navidad, Feliz Navidad, entregó muchos regalos, esta es la mejor noche de mi vida se dijo salir con mis burritos a repartir regalos en Navidad, los niños del río crecieron y durante mucho tiempo creyeron que el viejo del cerro era pascuero verdadero, con el tiempo supieron la historia verdadera y siempre que se acuerdan ya hombres no se olvidan de visitar al viejo de los burros.
Nombre: Zaiko Almendra Medina Roco
Curso: Tercer año Básico A
Escuela: Rvdo. Padre Gustavo Le Paige
2do Lugar
El pobre rico
Había una vez un hombre que era muy pobre, vivía en un callejón y todas las noches dormía en el suelo y se tapaba con una caja de cartón. Él hace muchos años trabajó en una fábrica de loza, pero un día jugando con unos niños, que se encontraban en el parque, se lastimo su pierna y no tuvo dinero para ir al médico. Perdió su trabajo porque cojeaba mucho y decidió vivir en las calles. Se dedicaba a limpiar los vidrios de los autos, y todo el dinero que ganaba se lo gastaba en ropa, comida y juguetes para los niños que encontraba en la calle igual que él. Los niños lo apodaban “El pobre rico”.
Este hombre se sentía feliz al estar con los niños, pero en su interior tenía una tristeza muy grande, no veía a su familia hace mucho tiempo. Los niños al saber esto, pidieron limosna y fueron a un ciber café y publicaron un aviso en las redes sociales para buscar a la familia de su amigo. Al tiempo, aparecieron sus familiares y él fue a vivir con ellos, pero ahí comprendió que su
verdadera familia no eran ellos, sino que los niños huérfanos. Se acercaba navidad y este hombre con mucho entusiasmo y esfuerzo se dedicó a lavar muchos autos y logró juntar dinero para comprarles un regalito a todos los niños y además un arbolito pequeño. Los niños recolectaron papel y cartón de las calles e hicieron algunos adornos y todos juntos decoraron su arbolito. Durante la noche de navidad, en el callejón, compartieron una taza de leche y pancito caliente.
Los niños estaban muy contentos con la sorpresa de su amigo y se dedicaron a jugar con sus autitos, aviones y muñecas hasta muy tarde. Al día siguiente, el pobre rico se levantó muy tempranito a lavar autos para darles desayunos a sus niños. Al regresar encontró un sobre a su lado y era una carta que decía: “Tú corazón es muy grande para compartir solo con nosotros, así que te ayudaremos” Con cariño tu familia.
El hombre estaba impresionado porque dentro del sobre había una llave con una dirección y mucho dinero. El hombre fue con sus niños a un restaurant y comieron muchas cosas ricas, hasta no dar más con sus panzas. Luego fueron a la dirección que salía en el sobre. Era una casa enorme, al entrar se estiraron en el piso y conversaron toda la noche soñando como seria vivir en una casa. Al tiempo, el hombre decoró la casa y la convirtió en un orfanato llamado “El pobre rico”. Desde ese día son muy felices, viven juntos, no pasan hambre y el hombre recibe la visita, una vez a la semana, de sus hermanos y sobrinos.
Nombre: Constanza Hidalgo Barrera
Curso: Sexto año Básico A
Escuela: Montserrat Robert de García
Mención Honrosa
El Beso de Navidad
Había una vez un niño llamado José quien pertenecía a una familia muy pobre y cada navidad solo recibía un beso de su madre, la cual él amaba con el alma, ella se esforzaba mucho por su hijo pero aun así no le alcanzaba, además sufría de una enfermedad terminal, lo que José nunca supo, hasta sus 17 años, tiempo que su madre muere. Fue tanto el sufrimiento que José quedo en la calle, pobre y durmiendo en una casucha que construyó a la orilla de la autopista costanera norte.
Sufrió mucho durante su vida y se sentía muy solo, ya que lo único que el tenia dentro de toda su vida fue su madre, quien ya no estaba con él, casi acercándose la navidad. José triste y solo a orillas de aquella autopista miro al cielo y vio las estrellas y donde más se Iluminaba una de ellas, vio el rostro de su madre lanzándole un beso, su beso de navidad. José con lágrimas en los ojos. Agradece en silencio a su querida madre y promete salir adelante. Desde ese momento José cambia su vida y de a poco surge como persona. Cumple todas sus metas y logra tener un hogar y una familia, todo gracias al esfuerzo de su madre, el amor que le entrego durante toda su vida.
Lo que jamás olvido él, fue el beso de la navidad, que su madre le daba cada noche, por lo que decide continuar haciendo cada navidad con sus hijos. Siempre antes de abrir sus regalos éste les da el beso de la navidad. Él cada noche se asomaba por su ventana buscando la estrella más iluminada a la cual le pedía que todas las navidades fueran iguales y que su familia estuviera feliz aunque él no estuviera, aunque él sentía que había cumplido su labor ya que sus hijos eran muy buenos y agradecidos, siempre sintió que todo lo vivido en su vida le sirvió a sí mismo como a sus hijos traspasando toda su experiencia con sus pequeños. Cuando llego el tiempo de partida de José, sus hijos no olvidaron el beso de la navidad y ellos nunca se olvidaron de su padre, que fue el mejor, aunque hubiera tenido una infancia horrible, pero ellos no se olvidaron del beso que su padre les daba y así paso a ser una tradición familiar jamás olvidando su historia principal ya que cada uno de los hijos contó la historia de su padre y abuela, y asi de generación en generación se traspaso la bella experiencia de vida de este hombre quedando así como el beso de navidad.
Nombre: Valentina Retamal Valenzuela
Curso: Sexto año Básico A
Escuela: General Manuel Bulnes Prieto N°315
Mención Honrosa
Lo último que se pierde es la esperanza
Un día iba caminando tranquilamente desde la casa al colegio. Era un día hermoso de verano, cuando de repente el día se oscurece completo, y yo me pregunte: ¡Oh Dios mío!¿Qué está pasando? De repente el cielo se vuelve rojo y parece un dragón llamado Yuyin y me dijo: “ja,ja,ja, ¿estás pensando en tu regalo de Navidad? Y yo le dije: “Si lo estoy pensando. Pensando en el regalo que el viejito pascuero me traerá.
El dragón continuó preguntando: “¿Y tú crees que tu viejito pascuero te lo traerá? A lo que respondí: “Si, yo creo en la navidad? Yuyin en un tono burlesco me dice:”Si crees que el viejo pascuero existe te mintieron niña tonta”. Muy confiada le rebatí: “¡No te creo, nadie me va a quitar mi esperanza!”
Yuyin con voz como tormenta le dice: “Permíteme reír, según tú, nadie te va a quitar la navidad. Estas muy equivocada, lo hará mi reina Ludmina”. Y respondí: “¿Y quién es esa?. Desde lo profundo se escuchó: “Yo, soy tu vieja amiga Ludmina” el sonido hizo que las aves que estaban cerca emprendieran el vuelo, era una mujer alta vestida de oscuro que estaba sobre el lomo de Yuyin: “¿Me recuerdas?”, “No te recuerdo” por más que trataba de recordar.
Yuyin sobrevolaba alrededor mío y me encaró diciendo: ”Soy la que te hace sentir mal, la que te hace que tengas pesadillas con mi nombre”. Le pregunté: “¿Por qué me quieres hacer daño, Ludmina molesta responde: “Porque eres la niña más feliz que existe y solo quiero que vivan con amargura. Así que ahora te quitaré lo que hace que tú seas feliz: Tu esperanza. Ludmina gritó: “¡Yuyin!” haz que se duerma rápido. Yuyin lanzo un polvo sobre la niña y cayo desvanecida.
Al día siguiente despertó en un lugar desconocido, y escuchaba a lo lejos una voz que le decía: “Despierta”. La niña se reincorporó. La mujer le pregunta “¿porqué tienes ese rostro de angustia?”. Respondió: “La bruja y el dragón me quitaron mi familia, mi alma y mi esperanza y quieren robársela a todas las personas”. La mujer al escuchar reaccionó y dijo.”
Yo conozco un lugar donde podemos escapar”. Empezaron a caminar y en un frondoso bosque agarraron unas cuerdas y empezaron a trepar. En la copa del árbol había un hombre vestido de rojo y botas negras. “¡Existes, tenía razón, no estaba equivocada! Eres el viejito Pascuero”. El me miró y me dice cariñosamente: “Cuando sientas que todo se pone oscuro y te habita la tristeza, déjate acompañar por ella”, indicando a la mujer que le ayudó: “Déjate acompañar por ella, por Esperanza, pues es lo último que se pierde”.
Nombre: Danae Rojas Carrasco
Curso: Sexto año Básico A
Escuela: Rvdo. Padre Gustavo Le Paige
Mención Honrosa
Un deseo de navidad
José era un niño que adoraba la navidad, no por los regalos, ni los adornos, sino porque era el momento en que toda su familia se reunía en el hogar. Pero esa Navidad, él no sabía que sería diferente. La madre llegó un día y su cara mostraba una gran tristeza. Los reunió y les entregó la peor noticia que podían escuchar, su abuelo Pedro había sido hospitalizado, grave, sufriendo grandes dolores y los médicos no sabían que sucedía. Él no estaría esa navidad.
Cuando llego la noche, estando en su pieza se puso a llorar muy despacio para que no lo escuchara su mamá y de pronto una luz muy brillante entró por la ventana, José miró con mucha curiosidad y se dio cuenta que era la luz de una estrella muy bonita y brillante que parpadeaba desde el cielo. José cerro sus ojos y con todo el corazón le dijo:”estrella, tú que estás en el cielo, muy cerca de Dios, ¿puedes pedirle que haga que mi abuelito se mejore y pueda estar con nosotros para recordar el nacimiento de su Hijo?”. Mientras le hablaba a la estrella, parecía que brillaba aún más. Ya era Noche Buena, toda la familia se reunió para orar por el abuelo y de pronto suena el timbre de la puerta, la mamá se paró fue a abrir y ahí parado en el umbral de la puerta estaba su abuelo. José lo miró y corrió a abrazarlo y gritaba “¡Gracias estrellita, porque me has ayudado para que Dios escuchara mi oración!¡Se ha cumplido mi deseo!”.
¿Qué deseo habías pedido?- le preguntó el abuelo. José le explicó que le había pedido a la estrella que lo ayudara y el abuelo asombrado le dice:”una luz entró por la ventana del hospital y llegó hasta tocarme y sentí como los dolores desaparecían y hoy los médicos extrañados al verme que no tenía nada, me han hecho muchos exámenes y me dijeron que me podía venir a mi casa, porque no tenía nada, pensé que era un sueño, pero ahora al escucharte, nieto mío me doy cuenta que ha sido un milagro de Navidad”. Esa fue la mejor Navidad que tuvo José junto a su familia y siempre en el árbol estuvo presente la estrella de Belén.
Nombre: Martín Gaete Muñoz
Curso: Tercer año Básico A
Escuela: Juana Atala de Hirmas F-330
Mención Honrosa
El sueño de la estrella en Nochebuena
Cada noche en el cielo obscuro brillaban las estrellas, iluminando la inmensidad. Entre ellas conversaban acerca de lo que cada una veía de la tierra, entonces una de las estrellas, la más destellante de todas, siempre observaba a los humanos. A la estrellita le llamaba mucho la atención una noche en particular en donde estos se reunían en familia y compartían una gran cena. Pasadas las doce de la noche abrían regalos con una gran sonrisa en la cara, era la noche de navidad y ella anhelaba estar junto a ellos y compartir esa gran felicidad. Por otro lado, en la casa de los humanos vivía Sofía, una niña de 5 años, a la cual le encantaba la navidad, ya que le llegaban muchos regalos de sus familiares.
El día tan esperado había llegado, era nochebuena, y Sofía estaba impaciente en el sofá, frente a la ventana, esperando las doce. En el cielo estaba la estrellita también, muy inquieta esperando a que pasara el Viejito Pascuero y descendiera a las chimeneas, ella quería ver como entregaba los regalos. De pronto, a lo lejos se vio pasar una estrella corriendo muy rápido, entonces recordó que los humanos les llamaban “estrellas fugaces” y que además les pedían deseos, entonces tuvo la brillante idea de pedirle uno y cerrando los ojitos, dijo: –deseo por lo menos una vez poder estar junto a los humanos en navidad-. De inmediato la estrella comenzó a caer a la tierra tan rápido como era posible, Sofía que estaba mirando por la ventana vio bajar una luz a toda velocidad hasta que se estrelló en el piso, entonces pensó que era el viejito pascuero y salió corriendo a verlo, para su sorpresa era una estrella tan brillante que le llegaban a dolor sus ojitos, la tomó en sus brazos y entró a su casa deprisa a mostrarla a sus padres, pero ellos solo pudieron ver un pedazo de roca sonriendo.
Cuando dieron las doce, la estrella que estaba en los brazos de Sofía comenzó a elevarse al árbol de navidad, poniéndose en la punta sin dejar de brillar, los padres de Sofía esta vez lo vieron y comprendieron de que su hija les había dicho la verdad. Al ver el milagro que había ocurrido los tres se abrazaron fuertemente, llenándose de paz y amor. Desde ese momento para Sofía la navidad tomó otro sentido, lo más importante era estar con su familia y la costumbre de poner estrellas en la punta de los árboles perduró por generaciones hasta el día de hoy.
Nombre: Bárbara Zamorano González
Curso: Septimo año Basico B
Escuela: Rebeca Matte Bello E-326
Mención Honrosa
Adornemos todos juntos en Navidad
Erase una vez un pueblo llamado Laguna Verde, era un lugar muy moderno en donde vivían muchas familias. Hace cuatros años atrás el alcalde había decidido incorporar avances tecnológicos, por eso inauguró un ciber café, donó tablet a las escuelas e instaló wifi en las plazas.
La señora Buena del Carmen vivía con sus tres nietecitos: Daniel, María y Jessica quienes todos los días después de llegar del colegio se dedicaban a jugar en sus celulares o chatear con amigos. La anciana se sentía triste y muy preocupada, porque hace tiempo nos los veía jugar, saltar, bailar y menos conversar con ella, se sentía muy solita. Un día, la abuelita se acerco a sus nietos y les propuso adornar el árbol de navidad, pero ellos estaban tan interesados en sus celulares y tablet que no la escuchaban. Durante varios días ocurrió lo mismo y la anciana cada vez se sentía más angustiada, cansada y no sabía qué hacer.
Una tarde, sin darse por vencida, preparó un sabroso queque y chocolate caliente. Invito nuevamente a los niños adornar el árbol, pero otra vez no tuvo respuesta. Esa noche, Buena del Carmen, escribió una carta al Viejito Pascuero y le pidió ayuda. Al otro día, mientras cenaban, la anciana se dirigió a buscar una caja grande con adornos navideños y comenzó adornar frente a sus nietos. Sin darse cuenta, el viejito páscuero junto a sus duendes, observaban a la pobre anciana tratando de encaramarse a una silla, para colocar un adorno. Los tres niños seguían conectados en sus celulares sin importar lo que estaba haciendo su abuelita. El duende Uris, muy enojado dijo: Congelatus yes. Y como dice el nombre se quedaron todos inmóviles. El viejito Pascuero entró a la casa y se dedicó a observar detenidamente a los niños y después de unos minutos dijo pensativamente: Creo que tengo la solución y salieron del lugar rápidamente. El duende Uris antes de salir, sentó a la anciana frente al televisor y dijo: Congelatus no. Todo volvió a la normalidad.
Finalmente, la navidad llegó y la anciana cenó junto a sus nietos. Cuando llegó el momento de abrir los regalos, sus rostros mostraron mucha extrañeza al recibir adornos de regalo. Después de un momento, comenzaron a adornar su arbolito. Rieron mucho tratando de llegar a lo más alto del árbol. Al terminar, Jessica sacó una selfi con su celular, Daniel grabó mientras cantaban villancicos y María se dedicó a inventar juegos. Esa noche su abuelita volvió a sentir el cariño y la atención de sus nietecitos.
Nombre: Benjamín Menares
Curso: Quinto año Basico A
Escuela: Montserrat Robert de García